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miércoles, 19 de noviembre de 2014

FORMACIÓN EN VALORES DESDE GESTIÓN COMUNITARIA JUEGO DE VALORES CON LOS ESTUDIANTES DE TRANSICIÓN

jueves, 13 de noviembre de 2014

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES <
Entender las razones últimas que están detrás de la violencia de género supone profundizar en las relaciones entre mujeres y hombres y en el contexto donde tales relaciones se producen. Ese contexto está cargado de historia, de cultura, y por tanto, de valores, ideas, creencias, símbolos y conceptos que pueden explicar por qué en ocasiones la violencia incluso se 'ha naturalizado'. Al hablar de violencia contra las mujeres es preciso clarificar qué teorías subyacen. Por ello resulta necesario este apartado que recoge algunos conceptos significativos de un marco teórico sobre la lucha contra la violencia hacia las mujeres. La violencia de género es todo acto cometido contra el sexo femenino y puede tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico; es decir, la violencia contra la mujer es toda acción violenta que recibe una mujer por el simple hecho de serlo dañándola ya sea física o emocionalmente. La violencia contra la mujer es un problema de salud pública y es considerada un delito. El denominar este tipo de violencia como violencia de género indica que es un problema social y una violencia específica que reciben las mujeres por el simple hecho de ser mujeres; es decir, ser relacionada con un origen concreto que establece estas características de género diferenciadas y a las que otorga distinta importancia según una jerarquía de valores que otorga una superioridad al género masculino sobre el femenino. Por tal motivo es de suma importancia el identificar cuáles son las desigualdades ya superadas y cuáles son las persistentes para lograr una evolución social hacia nuevas identidades tanto masculinas como femeninas. Las desigualdades entre mujeres y hombres hunden sus raíces en los estereotipos de género. Si por sexo se entiende el conjunto de diferencias biológicas, género es la diferente adscripción cultural que se le hace a cada uno de los sexos en el proceso de socialización de las personas. Es decir, la asignación de distintos espacios de actuación para mujeres y hombres y, por tanto, de roles, valores, comportamientos, actitudes, expectativas, etc., y éstos pueden variar según el lugar y el tiempo. La igualdad es el derecho a un mismo trato y de oportunidades en el acceso, ejercicio y control de derechos, poder, recursos y beneficios, sean cuales sean las características individuales. Ni todas las mujeres son idénticas, ni todos los hombres tampoco. La diversidad es consustancial a la vida. Hablar de igualdad supone respetar la diferencia de mujeres y hombres teniendo en cuenta la diversidad, tanto de unos como de otras, a la vez que corregir la tendencia actual de imposición y generalización del modelo masculino. Se trata, en suma, de que mujeres y hombres sean iguales en la diferencia. La clave del problema está en cómo se supone que deben ser los modelos masculinos y femeninos en la sociedad, porque los que se muestran y reproducen en la nuestra están muy desfasados y son discriminatorios. El problema es que mucha gente todavía los considera válidos y por tanto esas ideas tan tradicionales y negativas de la femineidad y la masculinidad se perpetúan en el tiempo. Como vemos, es nuestro modelo social el máximo legitimador de la violencia de género. Tenemos que ser capaces de cuestionarnos qué tipo de sociedad creamos que genera maltratadores, qué sociedad genera esta patología del vínculo amoroso. ¿Cómo empieza la Violencia de Género? A este proceso se le conoce como ‘Escalada de Violencia’ que es paulatino y ascendente de etapas en las que la intensidad y la frecuencia de las agresiones se van incrementando a medida que pasa el tiempo. Comienza con agresiones psicológicas, subiendo a las verbales y finalmente a las físicas. Este proceso comienza con conductas de abuso psicológico bajo la apariencia de actitudes de cuidado y protección, prácticamente imperceptibles por su apariencia amorosa, que van reduciendo la seguridad y confianza de la mujer en sí misma. Este tipo de conductas son restrictivas y controladoras que minan tanto la autonomía como el desenvolvimiento de la mujer con sus cercanos. Usualmente estas conductas suelen ser el inicio del maltrato y nunca son vinculadas a comportamientos violentos. Dicha estructura progresiva de la evolución de la violencia provoca que la víctima se acostumbre a la violencia paulatinamente. Está demostrado que la exposición repetida a cualquier grado de violencia afecta y disminuye la conciencia crítica de percepción y rechazo de la misma, distorsionando el umbral de tolerancia y constituyendo una especie de anestésico ante la violencia. A este proceso de normalización de umbrales altos de violencia se le denomina habituación, que impide a muchas mujeres detectar la violencia que están padeciendo. ¿Cuáles son los factores de riesgo? Lamentablemente el factor de riesgo para las mujeres es simplemente el hecho de ser mujeres. La violencia de género se refleja en todas las edades y estratos sociales. No existe un perfil de mujer maltratada pero existen rasgos que comparten las mujeres que sufren este tipo de abusos como son una autoestima pendular, miedo, dependencia de la pareja, ansiedad, depresión, indecisión, desmotivación e irritabilidad entre otras. TOMADO DE YA BASTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER,A.C